martes, 12 de enero de 2010

Kepler descubre sus primeros cinco planetas

El telescopio espacial Kepler, diseñado por la NASA para encontrar planetas del tamaño de la Tierra en las zonas habitables de estrellas parecidas al Sol, ha realizado sus primeros hallazgos. Cinco mundos que, aunque no se parecen al nuestro, sí que demuestran que los instrumentos de la nave están cumpliendo con las expectativas. Llamados Kepler 4b, 5b, 6b, 7b y 8b, los nuevos planetas fueron presentados ayer durante la reunión de la Sociedad Astronómica Americana que se celebra estos días en Washington.

"Los descubrimientos demuestran que lso instrumentos científicos están funcionando bien", asegura el astrónomo William Borucki, del Centro de Investigación Ames, en California, e investigador principal del telescopio. "Y eso significa que Kepler cumplirá todos sus objetivos científicos".

Los cinco planetas recien descubiertos (ver gráfico) pertenecen a la categoría de "Júpiter caliente", debido a su enorme masa y sus temperaturas extremas. El más pequeño de ellos tiene el tamaño de Neptuno, y el mayor es varias veces mayor que Júpiter, el gigante de nuestro sistema solar. Sus temperaturas superficiales se han estimado entre los 3.900 y los 5400 grados centígrados, muy superiores a los de la lava fundida. Unas condiciones en las que no es posible la vida tal y como nosotros la conocemos.

Sin embargo, los investigadores están convencidos de que es "sólo una cuestión de tiempo" que el telescopio, cuya misión se extiende hasta 2012, empiece a detectar planetas cada vez más pequeños y parecidos a la Tierra, "hasta topar con el primer mundo análogo al nuestro".
Con su cámara de 95 megapixel, la más sofisticada jamás enviada al espacio, Kepler, lanzado por la NASA en marzo en una misión de tres años y medio, es realmente el primer telescopio espacial con auténticas posibilidades de cumplir con éxito esa misión. Desde que "abrió los ojos" por primera vez, el telescopio ha empezado a observar, al mismo tiempo y sin interrupción, más de 150.000 estrellas. Kepler busca nuevos planetas midiendo las variaciones en el brillo de esas estrellas.

Cuando un planeta pasa por delante de cualquiera de ellas (esto es, cuando realiza un tránsito), intercepta una pequeña parte de la luz que emite la estrella, que por consiguiente reduce su brillo hasta que el planeta ha pasado. Cuando esas ligeras variaciones en la luminosidad se producen a intervalos regulares, es una señal inequívova de un planeta en órbita de la estrella.

Fuente: ABC

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