Científicos de la Universidad de A Coruña logran criar en cautividad ejemplares del emblemático marisco gallego, un crustáceo sobrexplotado difícil de encontrar en las plazas.
Lleva a cuestas la cruz de Santiago. La pesada cruz de ser un marisco caro, prácticamente anecdótico en los mercados y que, después de años de explotación incontrolada, pasa la mayor parte del año en veda. Los estudios sobre el crustáceo son tan escasos como sus ejemplares, tan suculentos cocidos en agua salada, sólo cinco minutitos con una hoja de laurel. Un grupo de investigación ha dado una esperanza a sus admiradores, ya que han logrado que se desarrollen santiaguiños juveniles en cautividad.
Santo bichito, que tiene nombre de patrón de las españas, sustancioso crustáceo que podría liderar cualquier reconquista gastronómica ante mediocres mariscos foráneos si no fuese porque su ejército de ejemplares ha quedado diezmado por la sobrexplotación. La probabilidad de encontrar un Santiaguiño en el mercado es la misma que la de que toque el Gordo de Navidad.
Pero el crustáceo se está rearmando en el Aquarium Finisterrae, donde los investigadores han conseguido obtener varios ejemplares juveniles a partir del cultivo de larvas. Parapeto, escachanoses, tacatá, Scyllarus arctus... pero sobre todo, santiaguiño, marisco emblemático de la costa gallega, no sólo por su sabor sino por las marcas que forman en su caparazón una especie de cruz de Santiago.
El periodo autorizado por la Xunta para su captura, debido a su escasez, es limitado: del 1 de octubre al 31 de diciembre, por lo que la mayor parte acaba en restaurantes especializados o en casas de ciudadanos sin agujeros en el bolsillo. Pero hay ya una pequeña esperanza para aquellos que recuerdan vagamente su sabor de aquella vez se coló uno entre los langostinos baratos comprados en la plaza.
La carencia de estudios sobre la biología de esta especie llevó a la Casa de los Peces y al grupo de investigación de Recursos Marinos y Pesqueros de la Universidad de A Coruña a afrontar un proyecto de investigación en la costa gallega, financiado por la Consellería de Innovación.
Para comenzar la pesquisa biológica, hubo que ir a buscarlo a su casa.
El santiaguiño, que se captura con redes y nasas, habita entre las grietas de zonas rocosas y pedregosas, entre los tres y los cincuenta metros de profundidad, aunque alguno residen en las afueras, en los fondos arenosos del litoral. Barcos pesqueros como el Venanciño y el Atalaya colaboraron con los científicos en la realización de muestreos, durante un año, en las costas de Malpica. Con los datos obtenidos se están llevando a cabo una serie de estudios para saber algo más de cómo se reproducen los pequeños animales.
La investigación en el Aquarium Finisterrae ha dado sus primeros frutos, que el grupo de Recursos Marinos dará a conocer hoy en la Domus, durante el seminario A Conservación en acción. O desafío de conservar os océanos, organizado por el Ceida y los Museos Científicos Coruñeses. Después de dos años bajo sus microscopios, el equipo científico ha logrado completar el desarrollo larvario de la especie. Es decir, ya están en la Casa de los Peces los primeros ejemplares juveniles obtenidos en cautividad.
¿Cuál es el objetivo ahora? Que tanto las administraciones públicas como los mariscadores que se dedican a la captura de este crustáceo, mermado por la sobrexplotación, tengan herramientas para recuperarlo, mantenerlo y para que, finalmente, los santiaguiños puedan reconquistar las lonjas, los mercados y los platos.
Fuente: La Opinión
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