miércoles, 9 de diciembre de 2009

Copenhague llama a una acción histórica ante el cambio climático


La Unión Europea está dispuesta a llegar a una rebaja de hasta un 30% de sus emisiones si otros países toman ejemplo.


La ONU reclama una movilización política sin precedentes para llegar a un acuerdo mundial «ambicioso»


Copenhague se ha convertido en el escenario de una movilización política sin precedentes para combatir el calentamiento global. La cumbre del clima de Naciones Unidas se abrió con la participación de 15.000 delegados de 193 países y con el compromiso de la asistencia de 110 jefes de Estado y de Gobierno a lo largo de las dos semanas que durará la reunión. Se trata de una reunión histórica porque nunca antes una convención de estas características había adquirido tal magnitud. Y será un encuentro en el que, aunque probablemente no se alcance un tratado vinculante que sirva para renovar de inmediato el Protocolo de Kioto, sí servirá probablemente para alcanzar un compromiso político que permita a corto o medio plazo el objetivo previsto.


«Esta es nuestra oportunidad, si la perdemos pasarán años antes de que volvamos a tener otra igual», subrayó en la apertura de la cumbre la presidenta de la conferencia, Connie Hedegaard, quien aseguró que «es el momento de actuar». «Se acabó -dijo- el tiempo de reiterar posiciones y de declaraciones, hace falta acción real. Ni la ciencia ha sido nunca tan clara, ni las soluciones tan abundantes, ni la voluntad política tan fuerte», remachó en un tono optimista. En la misma línea de esperanza se mostraron el responsable de la ONU sobre cambio climático, Ivo de Boer, y el primer ministro danés Lars Loekke, el anfitrión de la reunión. Ambos llamaron a consensuar un acuerdo «sólido y ambicioso».


«Acciones inmediatas»


De Boer aseguró que solo se podrá hablar de éxito si se acuerdan «acciones significativas e inmediatas que entren en vigor al día siguiente de la cumbre».


«Durante un breve período, ustedes son los depositarios de las esperanzas de la humanidad», declaró el primer ministro danés Lars Loekke Rasmussen al comenzar los trabajos, ante los delegados del mundo entero, sugiriendo que la capital danesa se convirtiera, durante dos semanas, en «Hopenhague» (el puerto de la esperanza). La conferencia comenzó con la proyección de un cortometraje que mostraba a una niña que duerme con su oso blanco de peluche para despertar en medio de un desierto con el suelo agrietado, y que luego es arrastrada por un violento oleaje. Aterrorizada, la niña pide frente a la cámara «ayuda para salvar al mundo».


Hasta el 18 de diciembre, cuando terminarán las negociaciones en presencia de 110 jefes de Estado o de Gobierno, los representantes de 193 países (según la ONU) tratarán de encontrar un acuerdo que permita limitar a dos grados el aumento promedio de la temperatura del planeta con respecto al nivel anterior a la era industrial, lo que supone reducir las emisiones en el 2020 con respecto a los niveles de 1990 entre un 25 y un 40%. De momento, la mayor apuesta en este sentido la ha hecho la UE, que ya adoptó un acuerdo vinculante para rebajar sus gases en un 20% y que parece dispuesta a ampliar el cupo hasta un 30% si observa una positiva evolución del resto de los países.


En las primeras intervenciones de la cumbre también se trató la controversia provocada por el Climategate , el caso de mensajes electrónicos de expertos sobre calentamiento, manipulados por piratas informáticos en Inglaterra y utilizados por escépticos para poner en duda algunas de sus conclusiones.


En un discurso pronunciado en tono grave, el científico indio Rajendra Pachauri, presidente del Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático (IPCC), denunció el asunto como un «intento de desacreditar» a ese organismo, premiado en 2007 con el Nobel de la Paz. El IPCC «dispone de un historial de evaluaciones transparentes y objetivas de más de 21 años, establecidas por decenas de miles de científicos en todos los rincones del mundo», subrayó.


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