martes, 19 de enero de 2010

El genoma de la soja puede revolucionar los cultivos y el biodiésel

Un equipo multidisciplinar de científicos ha conseguido descifrar el genoma de la soja, uno de los principales alimentos del Tercer Mundo y una de las fuentes mundiales más importantes de proteína y aceite. La investigación, que aparece publicada en la revista Nature, resulta especialmente destacable, ya que permitirá buscar fórmulas para hacer plantaciones más resistentes a las plagas y las sequías y dar un impulso a los cultivos de biodiésel.

«El genoma de la soja nos proporciona una mejor comprensión de la capacidad de la planta para convertir la luz solar, el dióxido de carbono, nitrógeno y agua en energía concentrada, proteínas y nutrientes para uso humano y animal», ha explicado Anna Palmisano, directora asociada del departamento de investigación biológica y ambiental de la Fundación Nacional de Ciencia en EE.UU. La investigacion abre la puerta a la producción sostenible de alimentos humanos y animales, la mejora de cultivos para producir biodiésel «y a un equilibrio del medio ambiente en la agricultura mundial».

46.430 genesLa secuencia genética de la soja, completada por el científico de la Universidad de Purdue (EE.UU.) Scott Jackson y su equipo, está conformada por 46.430 genes, un 70 por ciento más que las arabidopsis -un tipo de plantas herbáceas- y un número de genes similar al del genoma del álamo, que, al igual que la soja, es una especie poliploide, ya que tiene más de dos series de cromosomas.

Con el código genético de la soja, la comunidad científica tendrá acceso a una clave de referencia para más de 20.000 especies de leguminosas. «Es la planta más grande que alguna vez haya sido secuenciada, lo rompimos y montamos como un gran rompecabezas», afirma Jeremy Schmutz, autora principal del estudio. El genoma proporciona una «lista de piezas» que se necesitan para hacer una planta de soja, y permite identificar los genes que son esenciales para conseguir buenos ejemplares. Esto puede ser muy útil la producción de combustible vegetal, una alternativa renovable a los combustibles fósiles.

En la investigación han participado 18 instituciones, entre las que se encuentran los departamentos norteamericanos de energía Joint Genome Institute y de investigación agrícola, las Universidades de Purdue y de Carolina del Norte en Charlotte.


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