El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, ha anunciado la ampliación de las medidas de estímulo económico con inversiones en infraestructura y exenciones tributarias al haber costado menos de lo previsto el programa de rescate financiero.
En un discurso pronunciado en la Institución Brookings, Obama dijo que pretende "acelerar la creación de empleo" con parte de los 200.000 millones de dólares -135.000 millones de euros- que se ahorrarán en el programa de rescate financiero.
El recorte de impuestos tiene como objetivo que las pequeñas empresas aumenten la contratación. Obama también ha hecho frente a las críticas que decían que debía centrarse en reducir el déficit al anunciar que parte de lo que se ha ahorrado en el Programa de Alivio de Activos en Problemas (TARP, por su sigla en inglés) será usado también en reducir el déficit y no sólo para financiar planes para la creación de empleos.
"Hay quienes reclaman que tenemos que escoger entre rebajar nuestros déficit por un lado e invertir en la creación de empleos y el crecimiento económico por el otro. Pero ésta es una falsa opción", ha afirmado.
La Casa Blanca no ha divulgado el volumen total de dinero que se destinará para estimular la economía, aunque un funcionario de alto cargo que pidió no ser identificado dijo a la prensa que el coste del programa dependerá de las negociaciones con el Congreso.
Ha adelantado, sin embargo, que el Gobierno sopesa destinar 50.000 millones de dólares adicionales en proyectos de infraestructura, transporte y sistemas sanitarios que tengan un impacto inmediato.
Ahorro del plan para la banca
Los 135.000 millones de euros totales no procederán de emisiones de deuda, sino del plan de rescate de los bancos lanzado hace un año por la Administración Bush para evitar la quiebra del sistema financiero estadounidense.
La clave de las cuentas de la Casa Blanca y el Tesoro es que el TARP costará al contribuyente exactamente 200.000 millones de dólares menos de lo previsto, tanto porque al final algunos de los desembolsos previstos no se han realizado como porque los bancos están devolviendo el dinero, con intereses, más deprisa de lo esperado.
Bank of America va a pagar los 45.000 millones de dólares (30.000 millones de euros) que recibió del Estado. De la gran banca estadounidense, sólo Citigroup, que está parcialmente nacionalizado, y Wells Fargo no han devuelto el dinero.
Pero el principal criterio de Obama parece político. La popularidad del presidente ha caído por debajo de la cota del 50% por primera vez desde que llegó a la Casa Blanca. Los demócratas afrontan unas más que complicadas elecciones legislativas dentro de 11 meses.
En ese contexto, combatir una tasa de paro del 10% -que asciende al 17,2% si se cuenta a los trabajadores a tiempo parcial y a los que han dejado de buscar empleo- es fundamental. Y ahí es donde entran en juego esos 135.000 millones.
Pero el paro no es el único indicador en EEUU que ha alcanzado el 10% y se ha convertido en un problema para la actual Administración. El déficit público también ha llegado al 10% del PIB, lo que constituye un serio problema. Hasta ahora, se suponía que lo que el Estado obtuviera del TARP iba a destinarse a sanear las cuentas públicas, pero ahora Obama ha optado por destinarlo a la creación de empleo. Así pues, EEUU cambiará empleo por déficit.
Esa decisión ya ha provocado las primeras escaramuzas. En unas jornadas organizadas por el semanario 'The Economist' en la Universidad George Washington, uno de los máximos asesores de Obama, Austan Golsbee, afirmó que el coste del rescate de los bancos iba a tener un coste mínimo para el Estado. Su interlocutora, la ex vice economista jefe del FMI Carmen Reinhart, le replicó: "No. Toda crisis bancaria tiene un impacto grave en las cuentas públicas, aunque sólo sea por la caída de la recaudación".
Fuente: El Mundo
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